C. Andrés Torrico
17 FEB 2019
Se paró frente al público y respiró por tres segundos antes de hablar en el Simposio Internacional denominado “La educación en la gestión resiliente de recursos agrícolas y naturales”, que se llevó a cabo en Bolivia hace dos años (2017). Todas las personas en el salón estaban atentas a sus palabras, pues su apariencia ya había cautivado la atención; llevaba su largo y negro cabello recogido con una coleta, una blusa blanca con vivos de flores rosadas y una larga falda que recordaba a la imagen de una mujer indígena de Ecuador, como lo era ella efectivamente.
La licenciada, Celilia Moreta, habló, entonces, durante aproximadamente 30 minutos sobre “La Amawtay Wasi y su Centro del Saber Munay raray – Mundo vivo”, contó la experiencia de dicho centro de estudios, cuyo origen surgió en el debate indígena, enfocó su mensaje en el entendimiento de la pluralidad como eje de desarrollo y terminó reflexionando sobre la educación. Moreta es una mujer que lucha por el desarrollo rural y predica el entendimiento, el diálogo abierto, la profundización de la investigación y sobre todo el rol de los pueblos indígenas.
¿Cuál es la base para poder construir el desarrollo rural?
Nosotros, como institución (Pluriversidad Amawtay Wasi) tenemos una minka clara (palabra quechua que describe una misión u objetivo): Contribuir en la formación de talentos humanos que prioricen una relación armónica entre la Madre Naturaleza y el Ser Humano sustentándose en el buen vivir comunitario como fundamento de la construcción del estado plurinacional y la sociedad intercultural, es decir, del desarrollo sostenible y resiliente. Y para lograr esta misión el primer paso es entender que los seres humanos no somos dueños de los recursos naturales, sino que en realidad somos parte de un todo, somos parte de la Madre Naturaleza. En otras palabras, el concepto de “ser parte del cosmos” es clave para avanzar como sociedad.
¿Cuál es el papel que juegan los pueblos indígenas en el desarrollo rural?
Uno de los ejes principales de la educación debe ser, precisamente, el rescatar el conocimiento de los pueblos indígenas y todas las culturas que enriquezcan el diálogo de saberes. Entonces, los pueblos indígenas tienen un rol fundamental en el desarrollo rural, para llevar a cabo un proceso intercultural de entendimiento común con valores importantes como respeto, tolerancia y equidad.
¿Cómo colaboran las redes internacionales al desarrollo rural?
Las redes internacionales ofrecen la posibilidad de que diferentes países expresen sus experiencias. Es curioso que a pesar de la diversidad latinoamericana, todos seguimos una misma línea: buscar alternativas para la producción agrícola, pues es importante pensar más allá del mercado y reflexionar sobre el lado humano y su conexión con la Madre Tierra.
¿Dónde debemos enfocar nuestra atención?
Es fundamental que la educación se dirija a todas las personas en diferentes niveles, para que la sociedad avance como un conjunto unido. Es decir, que no solamente los investigadores deben discutir sobre el cuidado del medio ambiente, por ejemplo, sino que también las niñas y niños deben tomar conciencia de la importancia de buen vivir, así como todas las personas que conformamos la sociedad.
Entonces, se debe tener un trabajo horizontal, en el cual el facilitador y estudiante aprendan mutuamente y empiecen a conocer y compartir juntos, para una mejor educación.
Carlos Andrés Torrico Monzón es Director general de Ciudadanía, oeditor de las revistas Cienciagro y Análisis, consultor en Comunicación en el Instituto Agrario Bolivia, colaborador en proyectos para el desarrollo y cambio social y fotógrafo.
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