Cesar Balcázar Montes de Oca
18 FEB 2019
En México, el número absoluto[1] de pobres alimentarios ha ido en constante crecimiento desde 1992 hasta 2016 pues en dicho periodo el número de pobres extremos, acorde con datos del CONEVAL[2], pasó de 18.5 millones a 21.4 millones de personas que no cuentan con el ingreso suficiente para adquirir la línea de bienestar mínimo que está marcada por la canasta alimentaria mexicana. Los precios en constante crecimiento por las excesivas tasas de ganancia de los intermediarios, los salarios reales estancados así como un mercado laboral informal en crecimiento han sido una de las principales causas del incremento en el número absoluto de pobres alimentarios en el país.
El trabajo de Gómez y Granados (2016) sobre las 4 grandes empresas comercializadoras y los precios internacionales de alimentos así como las diversas notas periodísticas del Financiero (2014)[3] y el The Guardian (2016)[4] buscan demostrar que los precios de los alimentos están muy por arriba de lo que “deberían” debido a la intermediación de los alimentos que hacen algunas empresas o grupos; generando así un circulo de pobreza que afecta a los productores (se les paga muy poco) y a los consumidores (se les vende muy caro) pues por lo menos “el precio de venta final de algunos productos es 86% más caro” (El financiero, 2014).
Otros estudios como el de “Impacto de los precios alimentarios en la pobreza en México” elaborados por el Centro de Estudios de la Finanzas Publicas en 2006 han demostrado que un crecimiento en precios del 10% de la canasta alimentaria aumentaría en 2% la pobreza general nacional, dicho lo anterior, podría decirse que la intermediación de los alimentos está generando personas vulnerables a la pobreza o añadiéndolas a la misma, sin embargo, no se puede eliminar la intermediación pues en algunas situaciones es totalmente necesaria. Ante esto, surgen las preguntas ¿cómo disminuir los precios de intermediación de alimentos para que no impacte en los niveles de pobreza y con ello combatir la pobreza alimentaria?
La intermediación de alimentos en México y su impacto en la pobreza alimentaria
La intermediación de los alimentos tiene como fin principal trasladarlos del campo a los mercados y de ahí ponerse en venta a los consumidores finales. Por dicho traslado los intermediarios reciben cuotas de ganancia que pueden ser en algunos casos justificadas, sin embargo, el problema se haya cuando la cadena de intermediación se vuelve muy extensa pues cada intermediario empieza a incrementar los precios de los alimentos hasta elevarlo incluso 100% más del valor de producción.
En México, acorde al Financiero (2014), un alimento tan básico como el jitomate pasa por 3 distintos intermediarios; un comisionista y en algunas ocasiones por un empacadores, después pasa por un mayorista que se encarga de venderlos a los mercados, tianguis, súper mercados y estos últimos son los que venden a los consumidores finales, los cuales terminan comprando los alimentos, según algunas estimaciones, entre un 86% hasta un 630% más caro, cuestión que impacta directamente en su ingreso.
La elevación excesiva de precios de los alimentos tiene un problema y radica en el hecho de que en México (inclusive en casi toda Latinoamérica), las personas de los deciles del ingreso más bajo son quienes más gastan en alimentos, por lo que un crecimiento de precios por mínimo que sea le está afectado potencialmente a los consumidores finales. Acorde con la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 2016, los más pobres destinan más del 50% de su gasto a la compra de alimentos.
Así mismo, en México y en muchos otros países del mundo las cadenas de intermediación están en propiedad o aliados a grandes cadenas comercializadoras como las “ABCD”[1], las cuales acorde con Gomez y Granados (2016) tienen una creciente concentración del mercado alimentario ya que comercian, transportan, almacenan, proveen de insumos agrícolas, y también producen para el ganado y en el mercado avícola, así mismo, arrendan tierras y tienen el poder financiero suficiente para ser unas de las grandes entidades financieras especuladoras del mercado. Todo este grado de concentración de mercado les permite imponer los precios de compra a los productores, los cuales son bastante bajos y el ingreso por su producto termina siendo insuficiente para estar por arriba del mínimo para no ser considerado pobre.
Lo anterior da explicación a los altos niveles de pobreza alimentaria en estados de la república mexicana que son principales productores agroalimentarios como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, donde la pobreza alimentaria acorde con los mapas de pobreza del INEGI[2] (2005) afecta al 40% de la población de estos estados.
El impacto que tiene el crecimiento en precios de la canasta alimentaria mexicana sobre los porcentajes de la pobreza general es sumamente significativo pues acorde con Chávez (2009) y el CEFP (2006) un crecimiento del 10% en la estructura de precios de la canasta alimentaria, manteniendo el ingreso constante, hace que la pobreza crezca en un 2%.
Ante este hecho e impacto significativo en la pobreza general y alimentaria es necesario empezar a revisar planes alternos para combatir el exceso de precios por la intermediación, por lo que a continuación se hace una propuesta que ha sido utilizada en América Latina para combatir la no necesaria intermediación de algunos casos.
¿Qué hacer en el corto plazo? “Propuesta de política de competitividad”
La mejor política pública para mediar los precios excesivos de intermediación es la de empoderar a los productores a través del participación conjunta entre grupos de productores y el Estado. Se trata de generar una empresa estatal que se encargue de la intermediación y venta de alimentos básicos, sin suprimir a las empresas privadas o grupos que ya se encuentren en dicha rama.
El estado prácticamente se encargaría de proporcionar los canales y medios para que los alimentos fueran distribuidos a lo largo del país. Así el Estado garantizaría bien social pues podría vender a precios justos y con ello combatir la pobreza por ingresos de los consumidores, así mismo los productores recibirían una paga más justa a su labor y se fomentaría la atracción a que cada vez hubiera mayor producción de alimentos, lo cual dinamizaría el sector primario y podría coadyuvar a la generación de un ciclo que combata la pobreza por ingresos, sobre todo la alimentaria.
La propuesta de inyectar competitividad al mercado intermediario a través de la participación de una empresa estatal no tendría contra argumento alguno por parte de los grupos empresariales puesto de lo que se trata es de competir en precios.
Notas al pie
[1] Se habla de número de pobres absolutos y no de los porcentajes puesto que en 2016 hubo un cambio en la metodología de las encuestas de Ingreso y Gasto que termino modificando significativamente la medición del CONEVAL y se muestra una baja en el porcentaje de pobres. Este cambió genero grandes polémicas entre el INEGI, CONEVAL y algunos expertos, véase “Son inverosímiles los datos del Inegi sobre el ingreso”, Boltvink, La Jornada, 2016.
[2] Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
[3] EL FINANCIERO, “Alimentos son hasta 630% más caros por intermediarios”, 2014
[4]The Guardian, “Monsanto to ditch its infamous name after sale to Bayer”, 2016
[5] Siglas de las comercializadoras ; ADM”, “BOUNGE”, CARGILL, “DREYFUS”.
[6] Insituto Nacional de Geografia y Estadistica
Bibliografía
CEFP. (2008). Impacto del incremento de precios en los alimentos en la pobreza en México . México: Camara de diputados
CONEVAL (2018). Evolución de la canasta alimentaria en México.
Chavez Hector. (2014). Alimentos son hasta 630% más caros por intermediarios. El financiero.
De La Torre. (2015). “Hay que combatir la intermediación”. El país
INEGI. (2016). ENIGH.
Gómez y Granados. (2016). Las cuatro grandes empresas comercializadoras y los precios internacionales de los alimentos.
César Balcázar Montes de Oca es egresado de Economía del Instituto Politécnico Nacional de México y activista social.
Comments