27 FEB 2019
C. Andrés Torrico I Periodismo
Cada día se toman más de mil cuatrocientos millones de tazas de café en el mundo. Bolivia produce y exporta café gourmet para satisfacer a la demanda internacional más exquisita que busca un deleite inigualable de sabores, aromas, vida y esencia. Sin embargo, hoy en día, el gozo de beber café boliviano de especialidad es también para los consumidores locales, pues, cafeterías innovadoras han descubierto en la juventud un nuevo mercado que valora el esfuerzo de las familias productoras, tostadores, baritas, y en general, de todos los actores que intervienen en el proceso productivo. Este hecho significa, la revitalización del mercado interno, es decir, el comeback de la cultura cafetalera.
Café de altura
Escondido en medio de montañas, entre los 800 y 1800 metros sobre el nivel de mar, rodeado de paisajes siempre verdes se encuentra el origen del café boliviano: Los Yungas. Una región de La Paz, donde se produce más del 95% del total nacional, principalmente, en las provincias de Caranavi, Nor Yungas, Sud Yungas, Larecaja, Inquisivi y Franz Tamayo.
Hasta aquel lugar se dirigió, el presidente de la reconocida empresa italiana “Le piantagione del café”, Enrico Meschini, para descubrir los secretos del café de excelencia boliviano, que también es llamado gourmet, premium o de especialidad debido a que tiene una puntuación mayor a 84 puntos sobre 100 en pruebas particulares de entes especializados. En ese sentido, el café boliviano está considerado entre los mejores del mundo.
Un café de especialidad es el resultado de una óptima producción. Santos Mamani, presidente de Coraca Carrasco y productor afirma que las familias de su comunidad se dedican 100% al café, pues, descubrieron que su esfuerzo trae consigo mayores utilidades económicas, ya que este café tiene un valor más alto en relación a su puntuación. “La producción de café es nuestra única alternativa para mejorar nuestra vida”, complementó con un tono serio.
Actualmente, en Bolivia 17 mil familias se dedican a la producción de café y se ocupa alrededor de 36 mil hectáreas. Victor Calla, productor cafetalero, ante la pregunta sobre la importancia del café para su familia respondió: “El café es vida, nos ha dado vida, nos hace comer, nos hace vestir y podemos llegar muy lejos”.
El amanecer de la cultura cafetera
En las principales ciudades, jóvenes emprendedores están abriendo cafeterías que ofrecen café boliviano de alta calidad, tal es el caso Typica, una gran familia, liderada por socios decididos a ofrecer siempre lo mejor de sí mismos a los clientes. Esta es posiblemente una de las razones, por las cuales sus baristas son Campeones Nacionales del Primer Torneo Nacional de Café. “Desde la primera vez que entré en Typica quedé hechizada por todo: el aroma a café, el ambiente vintage, la buena onda de todos los que trabajan allí, e incluso por la música”, dijo una consumidora habitual.
Sin duda, la juventud ha descubierto la cultura del café. Un ejemplo de ello es que grandes artistas, como Vero Perez vocalista de Efecto Mandarina, visitan y comparten en sus redes sociales constantemente “la experiencia Typica”, que se encuentra presente en La Paz, Cochabamba, Oruro y Santa Cruz.
Es común llegar a la cafetería y escuchar a baristas como Miguel Cordero (Miki), socio de la cafetería, hablar con los clientes interesados sobre todos los detalles de la producción del café, desde su origen hasta su preparación final. “Así hacemos un esfuerzo, y aportamos de todo corazón, para que todos conozcan el valor que tiene una taza de café”, dijo Miki hace dos años atrás (2017). Por su parte, Christian Rodríguez (Chris), también socio, aseveró que los jóvenes de todas las ciudades están más y más interesados en el café. “Nosotros damos lo mejor de nosotros cada día”, comentó Chris.
Valor agregado
Meschini al terminar la entrevista señaló textualmente: “Creo en la potencialidad (del café boliviano), he visto mucho profesionalismo”. Además, el amor al café es una cualidad fundamental, de las valientes mujeres y de los dedicados hombres, que otorga una calidad inigualable al café boliviano, que ahora, más que nunca, es apreciado por la juventud. Generando así un aporte al desarrollo económico nacional y una nueva fuerza a la cultura cafetalera.
Carlos Andrés Torrico Monzón es Director general de Ciudadanía, coeditor de las revistas Cienciagro y Análisis, consultor en Comunicación en el Instituto Agrario Bolivia, colaborador en proyectos para el desarrollo y cambio social y fotógrafo.
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