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El periodismo ciudadano se legitima como una forma de democratización de la información

22 JUN 2019 I Opinión

Valentina Aristizábal Bravo


El ser humano posee un inquebrantable deseo de expresarse y ser escuchado que lo ha demostrado a lo largo del tiempo, desde el inicio de nuestra historia, cuando las pinturas rupestres fueron una popular forma de comunicación, hasta la actualidad, cuando un ciudadano puede escribir un artículo sobre un tema de interés y difundirlo en algún medio digital.


Sin embargo, la discusión sobre la legitimización del “periodismo ciudadano” y sus virtudes y defectos se ha convertido en un vaivén sin fin. Pues, tiene, por ejemplo, tantos efectos positivos como negativos, dos de los más discutidos son: La democratización de la información y la desprofesionalización de los periodistas, respectivamente.

En particular, en el contexto Latinoamericano el periodismo ciudadano se ha convertido en una fuerza que parece opacar a los medios tradicionales de comunicación. Una muestra de ello es que una gran mayoría de los hechos ocurridos en Venezuela no fueron reportados por periodistas, debido al riesgo que corren actualmente, sino por ciudadanos que armados con teléfonos móviles reportaron situaciones de pobreza, violencia, prostitución, etc.


Asimismo, en otros países como México o Colombia son los profesionales, quienes han tomado el tintero y la pluma digitales, para redactar valiosos artículos que trasciendan su círculo académico y lleve el análisis científico al debate social. Hoy en día es, entonces, cada vez más común abrir enlaces en las redes sociales que redirigen la ruta a una entrada escrita por “analistas expertos” sobre temas específicos de sus profesiones, pero explicados de forma sencilla.


Los periodistas han transformado también sus funciones, ya que no solamente deben ahora ir a buscar la noticia del día, sino también deben procesar los contenidos que son enviados por los ciudadanos. Así, en muchos medios digitales, aunque son los ciudadanos los autores, son todavía los periodistas los encargados de la revisión, aceptación o negación de los aportes. En otras palabras, sirven como un filtro serio que legitima el valor de la información.


Con esta última idea en mente, se puede afirmar que a través de un proceso formar de revisión, corrección, aceptación o negación de aportes, un ciudadano normal puede asumir un nuevo rol social que ayude al desarrollo social de los pueblos latinoamericanos. Ya que no solamente basta con hacer un post en Facebook o Twitter, sino que se debe hacer una profunda reflexión e investigación sobre los temas más importantes en la coyuntura de la región.


Finalmente, es importante recordar que un factor fundamental en el periodismo es y debe ser siempre la autorregulación que está delimitada por tres aristas principales: El manual de estilo del medio de comunicación, el código ético periodístico y sobre todo la propia voluntad ética-moral del periodista ciudadano.


Valentina Aristizábal Bravo es comunicadora social.

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